Post Nubila Phoebus
[anar a la versió en català → ] Empúries. La playa de siempre. Finales de octubre. Tras las tormentas de los últimos días brilla el sol. No hay nadie en la playa ni en la terraza del hotel. El sol es cálido y todo el espacio se llena de un aire indeciso de otoño. Un café con leche y unos cruasanes ocupan la mesa de mármol blanco. No he venido solo. Me acompañan mis inseparables amigos: el cuaderno de notas y un libro. Hoy, la Eneida de Virgilio. Quiero traducir unos versos y espero que la dulce canción del mar besando la playa me dé los ritmos precisos. No se me ocurre mejor sitio que este para hacerlo. Virgilio habla a menudo del mar (él, que era de tierra adentro) y le llama de mil maneras, cuál de ellas más sonora y sugerente: pelagus (mar abierta), fluctus (corriente, ondeo), undas (oleadas), salon (salado), pontus (camino). Precisamente, en el pasaje de hoy el mar tiene una presencia muy destacada y en uno de los versos el Poeta nos regala una maravillosa onomatope