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Mostrando entradas de febrero, 2022

Auga doce

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  [anar a la versió en català  → ] La nota de hoy es, de forma voluntaria, diferente a las demás. Quiero haceros una propuesta. La imagen que nos acompaña es una fotografía de Chema Madoz, un artista que me encanta. Pues bien la propuesta que os hago es doble. Por un lado sería cuestión de ponerle título (o dejarlo sin título, como ha hecho el autor). La segunda parte consiste en explicar qué os sugiere la foto. Podéis  poner vuestro comentarios en el apartado correspondiente. Si no seguís el blog, tal vez os salga como "Anónimo".  Aprovecho, de paso, para invitaros a seguir el blog. Gracias.

Desconocida

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    [anar a la versió en català  → ] En una pequeña playa ampurdanesa cercana a los dioses, una imagen efímera quiso convertirse en palabras. Las que encontré son estas:   Desconocida en la playa El cabello recogido En una cola firme. Bikini negro, piel morena.   Un baño fugaz, Una caricia azul, La sal en los labios, La arena en los pies.   Te sientas en la toalla, Te abrazas las rodillas. Bikini negro, Piel morena.   Y contemplas el mar Y te pierdes en el horizonte. ¿Recuerdas? ¿Sueñas?   El cabello recogido En una cola firme.   Empúries, verano 2012 .

Turrones

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  [anar a la versió en català  → ] Dicen que “comer y rascar y, todo es empezar”. Y es cierto, y mucho más durante las fiestas de Navidad. Quien más y quien menos ha tenido algún día de reposo para rascarse la panza en sentido literal y metafórico. En cuanto a la comida... ¡Madre de Dios! Cenas de empresa, comidas familiares, cenas de amigos, otra comida familiar... Un sin parar: asados, canelones, roscones, turrones, más asados... Y, claro, para facilitar que "baje”, tanta sustancia sólida es necesario regalarla en abundancia, generosidad y variedad. -¿Qué vino desea? ¿Blanco, negro, rosado? - ¡Tráelos todos! -¿Otra copita de cava? -No te diré que no... -¿Un chupito? Orujo blanco, de hierbas, ¿ratafía? -Deja las botellas en la mesa. Ya veremos... Y al día siguiente más de lo mismo. Hasta que llega un día en el que te miras esa barriga que tanto gustaba rascarte y descubres que ha crecido de manera monstruosa: -¡Esto no estaba ahí hace diez días! Sí. Comer y ra

Saxa latentia (escollos ocultos)

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[anar a la versió en català  → ] De las muchas figuras estilísticas que nos regalan los poetas, una de las que más me gusta es la aliteración, la repetición de una letra o sonido para crear un determinado efecto sonoro. Cuando esta repetición quiere imitar un sonido natural (el cantar de un gallo por ejemplo) o alguna otra secuencia sonora, como las que veremos más abajo, entonces los libros de retórica hablan de onomatopeya, palabra derivada de las palabras griegas onoma ( ónoma, nombre ) y poiew (poiéo, hacer). En la escuela nos hablaban del "susurro de abejas que sonaba" y en el recreo decíamos frase como "por la carretera de Roses va un carro cargado de rocas". La onomatopeya que os propongo hoy, mejor dicho las onomatopeyas, puesto que son dos que se encuentran dentro de una misma escena, son algo más complejas, sofisticadas y, en mi opinión, especialmente logradas. Estamos en el libro primero de la Eneida de Virgilio. Eneas, derrotado y fugitivo de Troya,

Imperdible

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    [anar a la versió en català  → ] Hoy me he despertado inquieto. Con la desagradable sensación de no ser lo suficientemente agradecido con aquellas personas que me hacen la vida más fácil. Hablo, concretamente, de los inventores, de los inventores anónimos por ser más exactos. Que no se me enfaden Graham Bell, Benjamin Franklin o Thomas Alba Edisson. Hoy es el turno de los demás, de los sin nombre. Creo que, al igual que en muchas ciudades se han erigido monumentos "Al soldado desconocido", deberían levantarse monumentos "Al inventor desconocido". Aquellas personas generosas y desinteresadas, mentes preclaras que, desde los tiempos más remotos, han puesto sus conocimientos al alcance de la gente sin reclamar la gloria de un nombre en una enciclopedia. No mencionaré algunos inventos que han supuesto un antes y un después en la historia de la humanidad, como la rueda o el palo de la fregona, y me centraré en esos pequeños objetos cotidianos sin los cuales la

Almendros

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  [anar a la versió en català  → ] Es tiempo de almendros. De almendros floridos. Sólo hace falta vagar por nuestra llanura azul después de estos días de tramontana, para encontrarlos por todas partes: En los caminos, en los patios de las casas, en los parques, estallan las flores blancas y rosas y perfuman el aire con su fragancia. Los antiguos miraban a los almendros con admiración, pero también con mucho interés, en el sentido más literal del término, o sea, para sacarles provecho. En efecto, la experiencia y la observación de la naturaleza les había enseñado que si en el tiempo de la floración, de los almendros nacían muchos flores nuevas, ese año sería un año rico en trigo; en cambio, si había un abundante follaje, sería un año de poco trigo. Eso es exactamente lo que el poeta Virgilio recuerda a sus compatriotas campesinos, con la fuerza y ​​ la belleza de su poes í a:   Contemplator item, cum se nux plurima silvis induet in florem te ramos curvabit olentis: si supe

Laocoonte

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[anar a la versió en català  → ] En la última nota, en la que recordaba la frase de Virgilio “Fit sonitus spumante salo”, quedó en vilo la escena donde aparecían estas palabras. Imagino que muchos lectores ya sabéis de qué pasaje se trata, pero puesto que prometí presentar la escena entera, aquí la tenéis en una traducción versificada en castellano que forma parte de un proyecto más amplio. Antes, de ofrecer los versos del Poeta, dibujaré el momento con cuatro pinceladas. Estamos en Troya, la de las altas puertas, la rica en caballos, reino de Príamo y del príncipe Héctor. Los dioses han decidido la ruina de la ciudad a manos de los griegos: Agamenón, rey de reyes, Aquiles, de pies veloces, el astuto Ulises, urdimbre de engaños. Después de diez años de asedio sin éxito, los griegos simulan que se retiran con sus barcos y se vuelven a casa. En la playa, allí donde tenían el campamento, frente a las murallas de Troya, dejan un caballo de madera instar montis “grande como una montaña

Bernini

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[anar a la versió en català  → ] Escena primera Perpetuum ver est quo dum Proserpina luco ludit et aut violas aut candida lilia carpit, dumque puellari studio calathosque sinumque inplet et aequales certat superare legendo, paene simul visa est dilectaque raptaque Diti:                          (Ovidio,  Metamorfosis  5, 391-395). Es siempre primavera en el bosque en que juega Proserpina y recoge flores, blancos lirios o violetas. Y mientras llena su túnica con afición infantil y las cestillas y compite para recoger más sus amigas, al instante fue vista y amada y raptada por Dis.   Escena segunda Ergo age, care pater, cervici imponere nostrae; ipse subibo umeris nec me labor iste gravabit; quo res cumque cadent, unum et commune periclum, una salus ambobus erit. mihi parvus Iulus sit comes, et longe servet vestigia coniunx.                     (Virgili,  Eneida , 2, 707-711) Vamos, padre amado, súbete a mis espaldas, te llevaré a hombros, y ese esfuerzo no me pesará, y a donde los