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Mostrando entradas de noviembre, 2021

Cenabis bene apud me

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[anar a la versió en català  → ]   Cenabis bene   Para los tiempos de crisis que nos rodean, siempre nos quedará la poesía y no perder el sentido del humor. Al parecer, hace dos mil años algunos también las pasaban canutas. El poeta romano Catulo nos da alguna pista de cómo invitar a cenar a un amigo. Tomamos buena nota de sus sabios consejos.     Cenarás bien, Fabulo, en mi casa dentro de pocos días –¡que los dioses lo permitan!- si traes una cena muy abundante y buena, no sin una chica cándida y el vino y la sal y todas las risas. Si llevas esto, querido amigo, entonces cenarás bien, porque el bolso de Catulo está llena de telarañas. Pero en cambio recibirás un amor puro y lo que es más suave y más elegante: te daré un perfume que le regalaron a mi chica Venus y Cupido. Cuando lo hayas olido, querido Fabulo, rogarás a los dioses que te hagan todo nariz.     Cenabis bene, mi Fabulle, apud me / paucis, si tibi di fauent, diebus, / si tecum at

Ille mi par esse deo videtur

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[anar a la versió en català  → ]   Como ya sabemos, los recortes están haciendo estragos en el mundo tal y como lo conocíamos. Los objetivos del déficit parecen ser a costa de la educación, la sanidad y la cultura. Hago este pequeño preámbulo poco habitual porque estaba previsto que esta primavera salieran publicadas, en una pequeña editorial, unas traducciones mías de Catulo. Ya no será posible. Pero, para quien quiera todavía reencontrar los versos que el poeta de Verona dedicó a su querida Lesbia, os ofrezco este pequeño regalo por Sant Jordi. Son sólo siete poemas que iré colgando de forma espaciada, porque los podéis disfrutar con pausa. Son los más conocidos, no pretendo ser original en esto, sólo compartir con vosotros mi humilde traducción, siempre un pálido reflejo de los versos originales. Empezaré por el poema que describe el enamoramiento ( Carmina , 51), una versión que Catulo hizo de la poeta Safo. Ille mi par esse deo videtur, ille, si fas est, superare divos, qui

Diletancias cromáticas

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  [anar a la versió en català → ] Hoy el otoño me ha regalado un pastel de colores, que ya ha empezado por la mañana mientras iba a buscar vino a Garriguella. Allí me encuentro a Míriam, Roger y Júlia, antiguos alumnos, que me atienden siempre con su gran profesionalidad y con una preciosa sonrisa en los labios. La elección de hoy ha sido un tinto crianza, "Cercium", uno de los nombres latinos para nuestra Tramontana. Por el camino, en el cruce de la carretera de Llançà, en la zona entre Vilajuïga y Garrigella, un espectáculo encantador: los viñedos en la llanura, algunos todavía con las hojas verdes, otras amarillas, naranjas, rojas. Las cepas ya han dado su fruto y los caldos duermen en el silencio de las barricas de roble o de las tinajas de acero. El cielo salpicado de un gris suave de nubes, chumberas en el margen del camino, moreras recién podadas... Al atardecer he decidido, de repente, ir a correr por el castillo de Figueres. Los que lo conocen ya saben la gran pa