Quis multa gracilis te puer in rosa
Quis multa gracilis
te puer in rosa
perfusus liquidis
urget odoribus
grato, Pyrrha, sub
antro?
cui flavam religas
comam,
simplex munditiis?
Heu quotiens fidem
mutatosque deos
flebit et aspera
nigris aequora ventis
emirabitur insolens,
qui nunc te fruitur
credulus aurea,
qui semper vacuam,
semper amabilem
sperat, nescius
aurae
fallacis. Miseri,
quibus
intemptata nites. Me
tabula sacer
votiva paries
indicat uvida
suspendisse potenti
vestimenta maris
deo.
Pero una cosa es el texto
original y otra muy distinta son las traducciones de ese texto que cambian con
los tiempos, ya que cada traductor es hijo de su época y tiene sus propis
gustos, sus propias normas y su propia percepción del ritmo y de la poesía. Y
esos parámetros pueden cambiar incluso dentro de un mismo traductor, como es el
caso de hoy.
¿Por qué? Pues no lo sé
con certeza, pero es cierto que con los años he adoptado nuevos criterios de
traducción, o, como mínimo, los he matizado.
¿Y por qué ahora? Pues,
simplemente, porque me apetecía hablar del amor, y ¿qué mejor manera de hacerlo
que recordando los versos inmortales de Horacio.
¿Qué grácil joven, rodeado de rosas
y empapado en perfumes, te corteja,
Pirra, bajo la cueva agradable?
¿Para quién, sencilla, recoges
tu rubia melena? ¡Cómo llorará
tus engaños y los dioses volubles,
y se admirará del mar en calma,
erizado por negros vientos!
Él, que hoy te goza, confiado en la brisa,
Él, que siempre dispuesta, siempre amable,
te espera y no conoce la brisa
falaz.¡Ay! Míseros, aquellos
que deslumbras de lejos! Pero a mí,
una pared sagrada me recuerda
que colgué mis empapadas ropas
para el potente dios del mar.
Nota 1: la estrofa del texto original es una asclepiadea segunda, formada por dos endecasílabos asclepiadeos, un ferecracio y un gliconio. La estrofa elegida hoy para la traducción está formada por dos endecasílabos, un decasílabo y un eneasílabo.
Nota 2: los marineros que
se habían salvado de un naufragio daban las gracias a Neptuno, dios del mar,
por haberlos salvado y colgaban en un templo (sacer paries, muro
sagrado) la ropa mojada a causa del naufragio como ofrenda dedicado al dios y
la acompañaban con un voto o promesa escrita en una tablilla de madera. El
poeta culmina con esta metáfora náutica el paralelismo amada – enamorado / mar –náufrago.
Nota 3, pero no por ello menos importante: no sabemos si el poeta, después del naufragio amoroso se atrevió a embarcarse de nuevo. En todo caso, soy de los que opinan, que, a pesar de los naufragios, no debemos temer al mar del amor, y que vale la pena asumir el riesgo de un nuevo viaje.
La imagen es de dos personas mirando el mar desde la orilla, sin temer al naufragio.
La música que acompaña es una verisón del viva la vida de cold play, interpretada al violín por David Garret:
https://www.youtube.com/watch?v=bZ_BoOlAXyk&list=RDbZ_BoOlAXyk&start_radio=1
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