Demasiado

 




[anar a la versió en català ]

Demasiado

 

Demasiado, adverbio que denota un exceso, por contraposición a poco, escaso.

El adverbio demasiado, pues, debe entenderse en sentido negativo, un exceso que provoca molestia en el hablante: "En este bar hay demasiada gente, demasiado ruido".

Ahora bien, de vez en cuando el lenguaje popular produce expresiones especialmente afortunadas en las que ese sentido negativo se transforma en positivo. Pienso, por ejemplo, en la exclamación de un joven cuando algo le entusiasma y dice una frase parecida a "¡Tío! ¡esto es demasiado...!"

En más de una ocasión el adverbio demasiado nos advierte del peligro que supone dejarse llevar por los placeres de la carne: “Este pastel es demasiado bueno...” con la tácita confesión que nos costará dejar de comer con moderación y que nuestra dieta (aquella que nos prometimos por fin de año...) se irá al garete en un visto y no visto.

Y que me decís de la oposición de dos términos en apariencia contradictorios, como aquello tan típico de "Fulanito es demasiado buena persona". ¡Demasiado buena persona!, O sea, que incluso la bondad necesita unos límites. Interesante concepto...

Hoy, sin embargo, quiero regalaros un demasiado que me gustó especialmente, por su originalidad. Lo encontré un día en un epigrama que el poeta Marcial dedica a su amigo Ligurino, que era "demasiado poeta": Con él os dejo. ¡Buena Pascua!

 

¿Por qué nadie, Ligurino, se te acerca

y allá donde vas, todos te rehúyen

y se produce una gran soledad?

¿Quieres saberlo, Ligurino? Te lo diré:

¡Eres demasiado poeta! un terribe defecto.

Ni la tigresa a quien le roban los cachorros,

ni una víbora pisada bajo el sol,

ni un escorpión rabioso asustan tanto.

¿Quién puede sufrir -por favor!- tu tortura?

Cuando me siento, recitas, y cuando me levanto;

recitas cuando corro y cuando cago.

Huyo a las termas, te oigo al oído; 

me tiro a la piscina, no me dejas nadar; 

llego tarde a una cena,  me entretienes cuando voy;

estoy cenando: me agobias cuando como.

estoy durmiendo: me despiertas de mi sueño.

¿Quieres ver el gran daño que haces?

Eres justo, honrado y noble... pero das miedo.

 

Esta nota (¿demasiado breve, quizás?) ha visto la luz en Figueres, una día lluvioso de primavera, de 2022. El texto de Marcial es el epigrama 44 del libro tercero. Lo traduje hace tiempo por la editorial La Magrana (1994, mi primer libro!!!), pero hoy he querido rehacer la traducción y regalaros un mejor ritmo. Ya sabéis que creo que el lector de poesía merece el esfuerzo del traductor. Espero que el resultado sea de vuestroagrado. la imagen es la de una víbora a la que no me gustaría pisar, como en el poema. Añado una canción de Bruno Mars que ha escogido a mi hija y que no sé si tiene mucho que ver con el texto, pero es bastante divertida. ¡Venga! ¡Buena semana!

https://www.youtube.com/watch?v=OPf0YbXqDm0


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